martes, 29 de octubre de 2013

Baladí

Toda mi vida apesta a tabaco
y a toses,
aunque no fume,
aunque sólo tosa en brumario.

¿De dónde ha salido este sombrero?
No me entra en la cabeza.
Y no tiene conejos.
No, conejos, jamás.

Las zanahorias no sirven de gafas,
ni siquiera de paracaídas.
¡Espera!
Las zanahorias han hecho mucho daño.

No ato mis cordones convencionalmente.
Y creo que les pongo muy tristes,
creo que no les gustan mis manos.
A mí tampoco.

Le pedí a una estrella fugaz
que no huyera.
Se rió en mi cara.
La etimología es fuerte, muy fuerte.

Creo que me estoy enamorando
de los ojos de los niños,
aunque me asusten mucho,
o precisamente por ello.

¡No! Me duele estar lejos de Helsinki.
Y conozco lo bastante de distancias
como para saber que lejos
es tener que hablar en condicional.

Esquirol, esquirol,
el día que tú naciste grandes señales había.
La luna estaba crecida.
Esquirol, esquirol.

¡Hay un 29
en la puerta de mi instituto!
Pero me cae bien.
Algunos días.

Mamá, no tosas más.
Por favor.
Mamá,
¿por qué no me dices qué haces en el médico?

Despuntan las 4:19 de la mañana
y el lunes me arrepentiré de todo,
como siempre.
Y todos somos amarillos a nuestra manera.

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